José Maya y Raúl Fernández |
La compañía Guindalera se translada a los teatros del canal para representar entre otras esta obra de Paul Rudnick, Odio a Hamlet, en la que un actor en un momento de su carrera tiene que decidir si representa Hamlet en un prestigioso festival veraniego, donde se jugara su prestigio sin grandes ganancias económicas o empieza una serie, de muy dudosa calidad, en televisión pero que le reportara grandes beneficios económicos. Junto al actor encontramos a su idealista novia, una agente inmobiliaria, su representante, un productor televisivo y un fantasma, el del famoso actor que ya represento a Hamlet en el pasado.
La obra se nos presenta como una divertida comedia, donde los actores están estupendos, me encanta María Pastor, en el papel de la novia, una chica inocente que lo vive todo con muchisima intensidad, esta maravillosa. José Maya (el fantasma de John Barrymore) tampoco tiene desperdicio,muy divertido y con el punto de "chulería" justo que todo gran "divo" debe tener, y por supuesto Raúl Fernández, (al que por cierto los leotardos le sientan muy bien) esta estupendo. La escenografía es sencilla pero efectiva, realmente parece que nos encontramos en una gran casa de Manhattan por ejemplo, con su halo de misterio, gracias sobre todo a la iluminación y los efectos de sonido, muy acertados, por cierto lo que es un detalle que se hayan quitado los asientos del foso, eso siempre se agradece, aunque me hubiera gustado que acercaran un poco la acción al patio de butacas. El conjunto es una divertida, entretenida y agradable representación, aunque si soy sincera, para los que conocemos la Guindalera, nos falto el detalle del licor de guindas, por lo demás la compañía estupenda como siempre.
La obra se nos presenta como una divertida comedia, donde los actores están estupendos, me encanta María Pastor, en el papel de la novia, una chica inocente que lo vive todo con muchisima intensidad, esta maravillosa. José Maya (el fantasma de John Barrymore) tampoco tiene desperdicio,muy divertido y con el punto de "chulería" justo que todo gran "divo" debe tener, y por supuesto Raúl Fernández, (al que por cierto los leotardos le sientan muy bien) esta estupendo. La escenografía es sencilla pero efectiva, realmente parece que nos encontramos en una gran casa de Manhattan por ejemplo, con su halo de misterio, gracias sobre todo a la iluminación y los efectos de sonido, muy acertados, por cierto lo que es un detalle que se hayan quitado los asientos del foso, eso siempre se agradece, aunque me hubiera gustado que acercaran un poco la acción al patio de butacas. El conjunto es una divertida, entretenida y agradable representación, aunque si soy sincera, para los que conocemos la Guindalera, nos falto el detalle del licor de guindas, por lo demás la compañía estupenda como siempre.
María Pastor y José Maya |