Donde hay agravios no hay celos es una comedia de Francisco de Rojas Zorrilla que dirige Helena Pimenta a partir de la versión que realiza Fernando Sansegundo que abre la temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico en el teatro Pavón. Se trata de una comedia de enredo llena de celos, amoríos, venganza, engaños y por supuesto honor. El escenario se convierte en una autentica casa de locos donde unos buscan una segunda oportunidad y otros prosperar, pero siempre salvaguardando el honor y debatiéndose entre el amor y los celos.
La obra engancha desde el primer momento, con unos diálogos y unas reflexiones llenas de ingenio y unos actores que se nota que se lo están pasando pipa, todo ello perfectamente aderezado con una escenografía muy funcional llena de puertas y ventanas por donde encontrar una "salida", una hermosa ambientación musical y un impecable vestuario.
Pero sin duda lo mejor son los actores, fantásticas las tres protagonistas, tres mujeres que intentan revelarse contra el poder masculino y labrarse su propio destino intentando casarse con quien ellas desean, Clara Sanchis (Doña Ines) muy divertida en un papel al borde del desquiciamiento, debatiéndose entre su deber y sus deseos; Natalia Millán (la burlada Doña Ana) mas comedida, elegante y juguetona y Nuria Gallardo (Beatriz) una criada vivaracha y despierta, me encanta el monologo en el que describe como la gustan los hombres. En cuanto a la parte masculina impecables Rafa Castejón (Don Lope), Fernando Sansegundo (Don Fernando) y Óscar Zafra (Bernardo), Jesús Noguero (Don Juan de Alvarado), lo borda, a ratos exaltado, a ratos profundo, a ratos reflexivo y a ratos ridículo pero siempre perfecto en todos los registros (fantásticos sus momentos de pensar) y divertidísimo David Lorente (Sancho) gracioso en estado puro, brilla con luz propia.
Una propuesta ideal para disfrutar de una tarde de teatro muy divertida.