El pasado fin de semana pude disfrutar en la Sala Kubik de la obra de David Desola "la nieta del dictador" que dirige con maestría Roberto Cerdá. La historia se adentra en un tema que personalmente me parece muy interesante, como vive la familia de un dictador una dictadura, especialmente en el caso que nos ocupa donde la justicia esta sacando a la luz todo lo que sucedió durante la misma (esta parte me da mucha envidia, y espero que algún día podamos asistir a un proceso así, aquí, porque no es posible pasar pagina sin antes leerla).
El texto me parece muy inteligente, empezamos viendo como una nieta acude a atender a su abuelo que se encuentra muy enfermo,y vamos asistiendo al despertar de su conciencia a medida que va reflexionando en las sucesivas visitas.
La escenografía es mínima pero resulta muy efectiva porque nos sumerge en un ambiente cerrado en que sentimos la angustia de los personajes, por una parte vemos a Ramón Pons conectado a un respirador que apenas habla, pero que parece disfrutar de las visitas de su nieta, al menos al principio, y por otra parte tenemos a la nieta, Inma Cuevas que esta impresionante en un papel muy complejo, que desde su fragilidad y el aislamiento en el que la ha mantenido su familia, va despertando a una realidad que la hace tomar conciencia de quien es su abuelo y de lo que ha hecho.
Es una obra compleja y desgarradora que nos invita a reflexionar, y ojala algún día aquí, también seamos capaces de sacar a la luz todos los aspectos oscuros del franquismo y podamos superar de verdad esa fase tan oscura de nuestra historia reciente.
Como siempre una gozada acudir a la Kubik, (que por cierto a quedado muy acogedora después de la reapertura), para disfrutar de buen teatro.
El texto me parece muy inteligente, empezamos viendo como una nieta acude a atender a su abuelo que se encuentra muy enfermo,y vamos asistiendo al despertar de su conciencia a medida que va reflexionando en las sucesivas visitas.
La escenografía es mínima pero resulta muy efectiva porque nos sumerge en un ambiente cerrado en que sentimos la angustia de los personajes, por una parte vemos a Ramón Pons conectado a un respirador que apenas habla, pero que parece disfrutar de las visitas de su nieta, al menos al principio, y por otra parte tenemos a la nieta, Inma Cuevas que esta impresionante en un papel muy complejo, que desde su fragilidad y el aislamiento en el que la ha mantenido su familia, va despertando a una realidad que la hace tomar conciencia de quien es su abuelo y de lo que ha hecho.
Es una obra compleja y desgarradora que nos invita a reflexionar, y ojala algún día aquí, también seamos capaces de sacar a la luz todos los aspectos oscuros del franquismo y podamos superar de verdad esa fase tan oscura de nuestra historia reciente.
Como siempre una gozada acudir a la Kubik, (que por cierto a quedado muy acogedora después de la reapertura), para disfrutar de buen teatro.