En el umbral de Primavera, en el ambigú en un espacio a medio camino entre "atelier" improvisado y café teatro nos reciben La Berta (Irene Domínguez) y la Reme (Paloma García-Consuegra), las Livianas Provicianas, que mientras intentan vendernos sus prendas, entre canción y canción, nos van contando como ha sido su vida en el pueblo y como les va desde que llegaron a la capital y montaron su taller de costura clandestino. Entre puntadas y pespuntes van evocando sus sueños y sus deseos intentando dejar atrás sus frustraciones mientras rememoran algunos cuplés dramáticos y otros (sus favoritos) sicalípticos o picantones, llenos de tópicos, donde se va viendo el rol que teníamos reservado las mujeres (que dice tanto de donde seguimos) y que entre risa y risa nos explica tantas cosas. Maravillosas estas dos modistillas de mañana y cupletistas de tarde, muy divertidas y con mucho descaro, en un espectáculo fresco y desenfadado que entre improvisaciones y cuples invita a la reflexión mientras no dejan de hacernos reír.
Espero que tengan mucha suerte y se pueda reponer pronto este espectáculo o que llegue pronto la segunda parte que anuncian al final porque merecerá mucho la pena.
Y mientras tanto:
"Madames e mesieres, no tengan miedo de salir a la calle
un día de diario como si fuera Domingo de Ramos.
Y no hagan caso de los cuentos infantiles: la belleza está... ¡en el exterior!
Y si la procesión va por dentro... ¡que el Carnaval vaya por fuera!"
Es un fantástico consejo de Livianas Provincianas que sin duda yo intentaré practicar.
Es mi hombre obra de la compañía Livianas Provincianas protagonizada por Irene Domínguez, Paloma García-Consuegra y Juando Martínez Montiel, dirigido por Carlos Tuñón, con dramaturgia de Sergio Adillo, y espacio escénico de Antiel Jiménez.