Pablo Messiez sube a las tablas del Teatro de La Abadía esta obra de Santiago Loza autor argentino poco conocido aquí (aunque seguro que esto cambia después de la presentación de este texto tan hermoso). He nacido para verte sonreír es el monólogo de una madre que se esta despidiendo de su hijo, los dos, madre e hijo permanecen en la cocina a la espera de que llegue el padre, para internarlo. El padre permanece ausente, solo sabemos que esta a punto de llegar "en menos de una hora vendrá tu padre, el va a poner el coche en marcha... te vamos a internar. Algún día lo comprederas. Hoy no. Nosotros no damos más".
La cocina se encuentra rodeada, casi oprimida por lo que parece un gran nido, que hace que todo este envuelto en una especie de misterio y dentro Miriam, la madre intenta encontrar las palabras para despedirse de un hijo que parece haberse ido hace tiempo. Los recuerdos vuelven y se agolpan buscando el momento en que todo cambió, buscando un resquicio por el que entrar en ese mundo lejano y hermético en el que parece habitar su hijo, buscando el perdón, con un sentimiento de culpa que arrastra, rota de dolor y de angustia por haber perdido a su hijo, prolongación de si misma y sentido de su vida, al fin y al cabo ha nacido para verle sonreír.
Isabel Ordaz es Miriam, la madre abnegada, esta inmensa, sus palabras, sus gestos, sus miradas e incluso sus silencios están llenos de matices y cargados de emociones, ternura, angustia, miedo, resulta absolutamente conmovedora. Nacho Sánchez, realiza también un trabajo impresionante, sumido en el silencio y perdido en su propio mundo del que parece salir solo cuando algún sonido (la música de la radio o el ruido de la nevera) le devuelve la lucidez por un instante.
En conjunto la obra resulta una joya escénica, delicada, emocionante y magníficamente interpretada, mejor no dejarla escapar.