La sala Kubik vuelve a ofrecernos una joya escénica con la que disfrutar de teatro con mayúsculas, se trata de "la cena del rey Baltasar", un auto sacramental de Calderón que dirige Carlos Tuñón.
Un hombre en el umbral de su vida sueña ser Baltasar, rey bíblico descendiente de Nabucodonosor, quien desafió a los dioses e impulsó la construcción de la torre de Babel. Baltasar invita a doce comensales a una cena para la conmemoración de sus victorias y la celebración de su vida, en compañía de su Vanidad, su Idolatría y su Pensamiento: jóvenes alegorías, vitales y humanas, que le reconfortan y adulan. Pero a la cena asisten también Daniel, un profeta joven, que le recordará a Baltasar que es mortal y que debe abrazar a Dios antes de morir.
La puesta en escena resulta deliciosa, con la música interpretada por los actores en directo, percusión incluida, que acompañan al verso barroco de Calderón de forma impecable, donde no hay ni un principio ni un final convencional, lo que nos hace tener la sensación de haber asistido a una especie de sueño.
Los actores están fantásticos del primero al último, realizan un trabajo impresionante Baltasar (Jesús Barranco), la Idolatría (Kev de la Rosa), la Vanidad (Alejandro Pau), el Pensamiento (Rubén Frías), el Profeta Daniel (Enrique Cervantes) y la Muerte (Antonio Rodriguez).
Sin duda resulta de lo mas original disfrutar del teatro casi desde dentro, yo tuve la suerte de ser la primera comensal en ser conducida a la mesa con lo cual lo disfrute de principio a fin, y el recibimiento fue de lo mas agradable.
Una experiencia totalmente recomendable para disfrutar de buen teatro. Una autentica gozada para los sentidos.