Dentro del festival FringeMadrid de este año, se han podido disfrutar de propuestas interesantisimas, como es el caso de esta producción de Arsènic Creació "la noche justo antes de los bosques" de Bernard-Marie Koltès que dirige Roberto Romei y protagoniza Òscar Muñoz.
Una noche, en una calle cualquiera, en la oscuridad, un hombre intenta retener a unos desconocidos que acaba de abordar en una esquina, y lo hace utilizando todas las palabras de las que dispone. Llama su atención pidiéndoles fuego, en un momento que esta solo, enfermo de soledad. Habla y lo hace sin parar, gritando su universo y el nuestro (¿acaso no es el mismo?), los suburbios donde la gente baga sin rumbo, sin trabajo porque el trabajo siempre esta mas allá, siempre mas lejos. En una ciudad, cualquier ciudad, una ciudad siempre hostil para el despojado que busca un lugar donde pasar la noche, o al menos un rato, una habitación donde sentirse en casa. Se adentra cada vez mas en una noche donde se siente extranjero, huerfano, en definitiva solo, con la angustia del que se siente solo ante la certeza de estar perdiendo una guerra que nadie parece ver, una guerra de los de arriba contra los de abajo, de los fuertes contra los frágiles, de los poderosos contra los débiles, donde van ganando siempre los mismos porque nos han enseñado a desconfiar a los unos de los otros, y nos encontramos cada vez mas indefensos. Pero lo hace todo desde el amor, porque no quiere que nos vayamos, y va buscando una sonrisa, cercanía, cogernos del brazo, vernos y sentirnos en esta noche, "la noche definitiva, por que después de esta noche, de esta oportunidad desaprovechada llegarán los bosques, la confusión, la perdición.... Porque esta noche es la definitiva, después de esta noche, si te vas, solo nos van a quedar los bosques y entonces ya no sera posible".
Òscar Muñoz protagoniza este monologo poético, complejo y desgarrador mientras te va llevando a través de las "tripas" del Matadero adentrándote en su mundo, en su noche y la nuestra. El trabajo actoral que realiza resulta brutal, visceral y completamente demoledor, te mira a los ojos, te habla, te pone ante el abismo y sientes un bocado en el estomago y toda la angustia del extranjero, del diferente, del que no tiene nada y te das cuenta que es igual que tu.
Una experiencia impresionante que siempre llevaras contigo, ya no miraras igual, ni la noche ni a sus moradores.