Basada en una novela Fernando Fernán Gómez, que primero fue serial radiofónico, después película y ahora nos llega en versión teatral de la mano de Ignacio del Moral y que dirige Carol López. El viaje a ninguna parte cuenta la decadencia y desaparición de la compañía de teatro ambulante Iniesta-Galván, que viaja por los pueblos de la España profunda allá por los 50, representado obra de repertorio, cómicas y generalmente con un toque picante, en cafés, casinos y plazas.
La compañía Iniesta-Galván, una familia de cómicos encabezada por Carlos Galván (Galván, hijo y nieto de Galvanes), recibe la visita de su hijo Carlitos de diecisite años al que apenas conoce y al que quiere meter dentro el "veneno" del teatro.
La escenografía de Max Glaenzel sitúa la acción en un secarral castellano, árido y lleno de arbustos, con las maletas de los protagonistas siempre presente y una pantalla que va proyectando desde cielos nublados hasta los sueños de los protagonistas, contribuyendo a dar al conjunto un ambiente melancólico. La obra es un homenaje a los cómicos, al amor al teatro, a la lucha por la supervivencia de una forma de vida que esta desapareciendo.
Estupendo todo el elenco, Antonio Gil (Carlos Galván) muy cercano y creíble, muy humano, mitad soñador mitad pícaro siempre luchando por seguir adelante con la compañía. Miguel Rellán (Arturo Galván) siempre un regalo disfrutar de su buen hacer sobre las tablas, Amparo Fernández (Julia Iniesta), Olivia Molina (Juanita Plaza), Andrés Herrera (Maldonado/Solís), Tamar Novas (Carlitos Galván) divertido en su papel de recién llegado a la trup, y Camila Viyuela (Rosa del Valle) aportando un toque fresco y una mirada optimista al imaginar las oportunidades que puede ofrecerles el futuro.
Una mirada melancólica y tierna a un tiempo pasado, tan nuestro, tan lleno de frío, hambre e ingenio para sobrevivir, en definitiva un viaje a "ninguna parte", pero siempre lleno de arte.