Se trata de una obra de
Fausto Paravidino, que dirige con maestría Adolfo Fernández, en la que
asistimos a la investigación del asesinato de una joven, que aparece
muerta en una cuneta. Enseguida te sientes implicado en la
obra, especialmente cuando el inspector Salti (Adolfo Fernández), sale a
escena y te habla directamente, te cuenta lo que esta pasando, como si
se tratara de un reportaje, en el que vamos averiguando como avanza la
investigación, como era la víctima y como lo viven su familia y sus
amigos. Pero la obra es mucho mas que esto, a través de este suceso el
autor nos esta invitando a ver cual es la realidad social que nos rodea,
el mundo de las drogas y los pequeños camellos, las relaciones
familiares, y el de las mujeres que llegan a nuestro país engañadas
para acabar prostituyéndose en nuestras calles. El texto es muy
interesante, pero sin duda los actores que la ponen en pie consiguen que
le veamos el alma, la mayoría se desdoblan en varios papeles, algunos
muy interesantes como Ismael Martínez en su papel de Camello La
Ruina,que lo borda, Sonia Almarcha, en el papel de madre, te desgarra su
angustia, Adolfo Fernandez, increíble en su papel de inspector de
vuelta ya de todo, cínico y descreído, Raul Prieto siempre impecable, me
encanta sobre todo en el papel de novio, y a destacar sobre todo Susana
Abaitua en su papel de prostituta que te llega al corazón, esta
espectacular. La puesta en escena es muy dinámica y la escenografía
sencilla pero efectiva. Es una apuesta muy interesante para disfrutar de
buen teatro.