Si supiera cantar, me salvaría EL CRÍTICO
En el teatro Marquina se puede disfrutar de la ultima obra de Juan Mayorga, en la que disfrutamos de un duelo sobre el escenario de dos grandes actores como son Pere Ponce y Juanjo Puigcorbé, que dan vida a un autor de teatro y a un critico, con dos visiones muy distintas del teatro. La dirección corre a cargo de Juan José Afonso, que maneja el espacio como si se tratara de un ring en el que se desarrolla el enfrentamiento entre los dos personajes, con una escenografía muy elaborada, que nos adentra en el hogar de un intelectual, con las paredes llenas de libros, donde la parte superior esta ocupada por una pantalla donde podemos disfrutar por ejemplo de una hermosa luna.
En cuanto al texto,muy interesante y de una gran riqueza, nos acerca al mundo del teatro desde un punto de vista muy original, digamos que mas que teatro dentro del teatro, se trata de lo que hay detrás del teatro, lo que hay antes de subir el telón y después de que este cae. Nos encontramos a dos personas que se admiran y se necesitan pero que encaran el teatro desde puntos de vista opuestos, por una parte tenemos al autor que ha puesto toda su pasión en lo que ha escrito, y que necesita ser entendido, y por otra el critico que tiene que apasionarse con lo que ve partiendo de cero, de una parte la pasión y de otra el análisis objetivo (¿puede ser objetivo?). Se entabla una relación de amor/odio entre los dos protagonistas muy interesante, que acaba derivando en un trio al hacer referencia a una misteriosa mujer que parece estar relacionada con los dos hombres, y digo parece porque esta parte de la obra se resuelve de forma un poco abrupta y no acaba de quedar claro el papel que esta misteriosa mujer juega en la relación entre ellos. El final como casi todas las obras de Mayorga queda abierto, cosa que resulta siempre muy interesante.
En cuanto a los actores son dos grandes interpretes, muy acertados en su interpretación, me gusta especialmente Pere Ponce, esta impresionante, todo pasión en su papel de autor.
En definitiva una buena disculpa para hablar de teatro y pasar un buen rato.