Dentro de las dramatizaciones que nos ofrece la Compañía Nacional de Teatro Clásico, han abordado en esta ocasión un texto de Antonio Gil y Zárate, que como indica su titulo, nos narra como ya hace mas de 150 años, sucedían cosas con las que nos sentimos perfectamente identificados en la actualidad, trafico de influencias, especulaciones, enchufismo y utilización de la política únicamente para medrar social y economicamente, vamos que parece escrita en nuestros días, aunque hay que decir que la obra tiene también su contrapunto, es decir, su parte amable en el joven Don Carlos, que es sin embargo capaz de renunciar a muchas cosas por amor. Como es habitual en estas representaciones la escenografía apenas se insinúa, en este caso apenas unas sillas de época, y el espejo en el que se refleja El Lindo Don Diego (todavía en cartel), vestuario clásico para redondear el conjunto, música clásica en directo y una cuidada iluminación. En cuanto al elenco, reparto de lujo Ángel Solo, el escribano, con poco texto pero una divertida presencia, Marian Arahuetes, Doña Leonor muy inocente y tierna (le falta un poco de voz en algunos momentos), Marcial Álvarez, Don Livorio muy simpático, y por supuesto el trio protagonista Francesco Carril, Don Carlos divertidísimo y muy expresivo, el gran Helio Pedregal, Don Trifón esta increíble y por último la grandísima Petra Martínez, Doña Petra que esta impresionante, quizá un poco mas encorsetada de lo que es habitual, pero como siempre maravillosa.
Una delicia poder disfrutar de estas obras, que sin ser de nuestros clásicos del siglo de oro son muy interesantes y divertidas y nos enseñan de donde vinimos y como eramos, y nos ayudan a entender donde estamos y porque y suscribo totalmente la frase final del programa de mano
"Ojalá el reflejo que muestra este marco sea pronto algo lejano"