"Cuestión de altura" es una obra de Sandra García Nieto, que dirige Ruben Cano en la sala pequeña del teatro Español, que nos cuenta como Ruben (Martiño Rivas), un joven y prestigioso psicólogo lo tiene todo. Es alto, guapo, tiene las mujeres que quiere y vive en un bonito apartamento, es en definitiva un triunfador. Pero al despertarse, después de una noche de borrachera, en la que se ha acostado con la novia de su mejor amigo, al mirarse al espejo no reconoce la imagen que este le devuelve, que es ni mas ni menos que Tomas Pozzi con su acento argentino incluido. A partir de aquí entramos en una historia de espejos en la se hace una feroz critica a una sociedad en la que siempre tenemos que proyectar una imagen de éxito, cosa que nos hace vivir siempre divididos entre lo que queremos ser, lo que los demás creen que somos y lo que somos en realidad. "Cuestión de altura" deja claro que el éxito no da la felicidad por si mismo y sobre todo que de vez en cuando es necesario mirarse al espejo, pero mirarse de verdad a los ojos, aunque no nos guste la imagen que nos devuelve el espejo.
Con una escenografía elegante y austera pero efectiva y una iluminación algo oscura acorde con las sombras que proyecta la propia historia, nos adentramos casi en la mente de Ruben y vemos a los dos actores, realmente, como parte de un mismo ser. El director ha planteado una puesta en escena trepidante, (quizá excesivamente frenética en algunos momentos), perfectamente coreografiada y muy exigente físicamente para los actores.
Tomas Pozzi esta impresionante, (que grande es este actor), salta, ríe, llora, baila, lo mismo te hace reír que te mira a los ojos y te hace sentir toda la angustia que lleva dentro viendo lo perdido que se encuentra realmente. Martiño Rivas se ve que ha crecido mucho como actor y consigue salir airoso, nada fácil, enfrentándose a Tomas Pozzi.
"Cuestión de altura" un curioso juego que mezcla humor y drama, lleno de diálogos surrealistas, una obra interesante y un poco loca, muy bien interpretada.