
El escenario dispuesto como un espacio diáfano, solo con unas sillas dispuestas como en un cuadro flamenco donde esperan su momento los actores que no están participando en escena, y el vestuario de Alejandro Andujar le dan a la obra un aire como de ensayo general, de fondo una gran pantalla donde se proyecta una gran luna llena en la tragedia nocturna y un gran sol en la escena de la corrida. La iluminación impecable, y por supuesto la música fantástica, el flamenco de va como anillo al dedo a la obra y el tango también encaja como un guante en la narración. La versión deja la representación en noventa minutos, se centra fundamentalmente en la historia de amor entre Don Alonso y Doña Inés (personalmente me hubiera gustado una versión menos resumida), pero eso no le hace perder ningún encanto.
El elenco consigue que la puesta en escena resulte fresca y desenfadada, todos están estupendos, sin que nadie se aparte del tono general, me han gustado especialmente Pol López (Tello) dándole un acento andaluz a su papel de gracioso que le va muy bien y sin duda emocionante en su monologo final, Francisco Ortiz (Don Rodrigo) que le imprime una enorme fuerza a su personaje, Mima Riera (Doña Inés) toda ternura, muy elegante y desgarrada y por supuesto Carmen Machi (Fabia) inmensa y llena de recursos para recrear a la alcahueta, que grande es la Machi.
Una obra muy poética, muy entretenida y muy bien interpretada, que nos acerca a nuestros clásicos de forma muy amena.