En la sala de la Princesa del teatro María Guerrero se ha estrenado Bangkok un texto escrito y dirigido por Antonio Morcillo López con el que ganó el premio SGAE de teatro 2013.
En un aeropuerto vacío de la geografía española, aparece un misterioso anciano con un billete para volar a Bangkok. Allí se encuentra con la única persona que trabaja en esas instalaciones; un joven guardia de seguridad. Este le informa de la imposibilidad de realizar el viaje que tenía planeado: En ese aeropuerto no hay aviones. Nunca los ha habido. Se trata de un aeródromo que a pesar de haber sido inaugurado, nunca ha estado operativo. Ante la incredulidad y la insistencia del viajero, el guardia le permite quedarse. A partir de ese momento se inicia entre los dos un diálogo en que no sólo se cuestionarán sus vidas, sus trabajos y la situación política, sino que también, poco a poco, se revelará la auténtica naturaleza de su encuentro. Morcillo compone un texto inteligente con una gran dosis de crítica donde no falta la ironía y lo hace a través del dialogo que entablan estos dos desconocidos.
La escenografía es muy sencilla, un par de filas de asientos y unas pantallas como las que se encuentran en cualquier sala de espera de cualquier aeropuerto y donde la iluminación de Kiko Planas es sin duda lo mejor porque consigue sumirlo todo en una especie de atmósfera irreal, como de sueño. El encuentro de los dos protagonistas tiene momentos bastante surrealistas, donde nada es lo que parece en esta lucha dialéctica, la tensión irá en aumento y poco a poco veremos que ya nada parece tan casual, un duelo que deja claro que todo en esta vida esta interrelacionado, que nada es inocuo, que nada pasa al azar.
Los interpretes son Dafnis Balduz, que da vida al vigilante y Fernando Sansegundo que es el viajero, están estupendos, Sansegundo, fantástico compone un personaje que empieza dando la sensación de desamparo para ir transformándose en un halcón a medida que avanza la historia, Balduz impecable, a ratos entusiasta, a ratos desengañado y a ratos vulnerable y sensible.
Aunque la obra tiene algunos momentos en que parece perder ritmo, en general resulta interesante ver este combate metafórico entre halcones y sisones aunque sea un poco desolador ver como mantienen un dialogo para sordos donde cada uno se siente cargado de razones y donde lo mas devastador es ver el desequilibrio de fuerzas que lo rige todo.
Curiosa experiencia.