De la mano de K Producciones llega al off del teatro Lara la adaptación teatral que David Álvarez hace de La flaqueza del bolchevique novela de Lorenzo Silva que fue finalista del premio Nadal 1997.
El protagonista y narrador de esta historia se empotra contra el descapotable de una irritante ejecutiva. Ciertamente, él se distrajo un poco, pero ella no tenia por qué frenar en seco ni escupirle todos los insultos del diccionario. Por ello, y para hacer soportables las tardes de aquel bochornoso verano, decide dedicarse "al acecho y aniquilación moral de Sonsoles". Gracias al parte del seguro, consigue su teléfono, y así conoce a su hermana Rosana, una turbadora adolescente. Aunque no tiene fijación con las jovencitas, conserva un retrato de las hijas del zar Nicolás II. Le atrae especialmente la duquesa Olga y a menudo se pregunta qué debió sentir el Bolchevique encargado de matarla. Sería ésta una obra absolutamente cómica si no fuera por el carácter inquietante que adquiere a medida que se complican las argucias del protagonista.
La sobria escenografía de José Ibarrola (apenas cuatro cubos blancos) y la iluminación de Pedro Yagüe ayudan a ubicar perfectamente los lugares donde se desarrollan las distintas escenas (desde el coche del protagonista, hasta una piscina, pasando por un parque o una discoteca), donde no faltan unas evocadoras proyecciones.
Adolfo Fernandez da vida al protagonista, que no tiene nombre, seguramente por que carece de importancia, que empieza con un monologo en el que, como si hablara con un amigo va narrando su historia desde el accidente con el coche hasta el momento en el que conoce a la fascinante e inquietante joven que tanto le impacta.
La obra empieza como una comedia en la que el protagonista no solo nos describe el accidente, sino que también nos cuenta como es su vida, su trabajo y la relación con su familia, todo dentro de una sociedad que él mismo describe como hostil con los trabajadores clasificados en budas, eventuales de mierda y soplapollas (entre los que se incluye), pero pronto entra en escena Rosana, la joven hermana de Sonsoles la mujer con la que choca y entonces todo cambia y empieza a tomar un tinte mas inquietante, notamos como se incrementa la tensión.
Es una historia muy actual que nos habla de las consecuencias de salirse del camino establecido y de la perdida.
Adolfo Fernandez, esta fantástico, construye un personaje que no esconde nada, empieza pareciendo un ser insociable, un poco viejo verde, y acaba descubriéndose como un hombre muy solo y muy necesitado de comunicarse son alguien, que acabará pagando las consecuencias de iniciar este acercamiento a esta adolescente. Como siempre una delicia ver a este gran actor capaz de construir un personaje duro e irónico mientras te deja asomarte a su interior para que seas testigo de su fragilidad. Susana Abaitua estupenda también dando vida a una Rosana llena de frescura e inocencia.
Interesante ejercicio teatral muy bien interpretado por dos estupendos actores llenos de fuerza e intensidad.
Muy recomendable.