Desde que cerrará sus puertas el 30 de marzo de 2002 para llevar a cabo un amplio plan de reformas han pasado ya 13 temporadas esperando la reapertura de el Teatro de la Comedia sede de la Compañía de Teatro Clásico. Para celebrar la vuelta a su sede Helena Pimenta a decidido subir a las tablas de este renovado teatro El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca en versión de Álvaro Tato(componente de Ron Lalá) (curiosamente la primera vez que visite el Teatro de la Comedia fue para ver otra versión de esta misma obra).
Carmelo Gómez (Pedro Crespo) y Joaquín Notario (Don Lope de Figueroa) |
Nuria Gallardo (Isabel) y Carmelo Gómez (Pedro Crespo) |
Jesús Noguero (Don Álvaro de Ataide) y Óscar Zafra (Sargento) |
En cuanto al elenco todos están impecables del primero al último. Estupendos siempre Francesco Carril (Don Mendo), Óscar Zafra, Álvaro de Juan (Nuño), Rafa Castejón (Juan), David Lorente (Rebolledo) y por supuesto Jesús Noguero (capitán Don Álvaro de Atiade). Pero sin duda destacan especialmente Nuria Gallardo (Isabel), Joaquín Notario (para mi el actor que mejor recita el verso) y Carmelo Gómez (Pedro Crespo) que están soberbios, con escenas magnificas como el reencuentro entre padre e hija después de ser violada, donde Carmelo Gómez y Nuria Gallardo protagonizan uno de los momentos mas emotivos, desgarrados y conmovedores de la obra, que alternan con otras mas distendidas como las protagonizadas por Carmelo Gómez y Joaquín Notario que representan un duelo interpretativo memorable, todo un recital (Don Lope: ¡Juro a Cristo, que parece que vais teniendo razón!; Crespo: Sí, juro a Cristo, porque siempre la he tenido yo.). No faltan tampoco momentos estéticamente muy bellos realizados como a cámara lenta como la lucha con espadas o los hombre jugando al frontón.
Un montaje que fluye con buen ritmo y que alterna momentos muy dramáticos con otros mas cómicos todo impregnados por los versos y el genio de Calderón de la Barca.
Una gran experiencia volver al teatro de la Comedia para pasearse por el siglo de Oro de la mano de la CNTC y comprobar que nuestro presente bebe directamente de nuestro pasado, y entender tantas cosas que nos pasan.
Casi dos horas de representación que se pasan volando, muy recomendable.