
La escenografía, esta muy conseguida, nos sitúa en un piso antiguo sin vistas, con todos los detalles, fotos de las comuniones de los hijos, figuritas, y por supuesto muchos cojines y tapetitos de ganchillo.
La obra fluye entre los dos protagonistas que nos van desgranando poco a poco la historia de su familia, con diálogos y situaciones muy divertidos, aunque detrás de lo que se nos presenta como una comedia desenfadada, los autores nos ofrecen una critica cruel y corrosiva de lo que se esconde en la intimidad de algunas familias, una autentica comedia negra.
Tanto Pepón como Fernando esta estupendos, muy divertidos y les sientan sus personajes como un guante, y consiguen que salgas de la función con una sonrisa, porque aunque te presentan un mundo muy negro, cuando el teatro esta bien hecho y bien interpretado te alivia momentaneamente de la realidad que te rodea.