
La obra, ambientada a principios del siglo XX, nos cuenta como un inspector que es citado para saber que pasa con Carlota tendrá que acabar investigando precisamente la muerte de esta, a través de flahbaks protagonizados por todos los que conocían a Carlota.
Con una acertada puesta en escena, sencilla pero efectiva, tenemos una gran sala, vestida de rojo y negro, con un piano en el centro y grandes ventanales por donde se ve caer la lluvia de forma incesante, es donde se desarrolla practicamente toda la obra, apenas hay dos escenas que se desarrollan en el exterior del domicilio, todo ello con una tenue iluminación, y pecfectamente envuelto con un ambiente sonoro que ayuda a crear el ambiente misterioso que se requiere. Muy oportuna la presentación de la obra, con unos títulos de crédito al mas puro estilo Hitchcock.
El elenco que da vida a los personajes que pueblan la historia están fantásticos y muy bien caracterizados, empezando por Carmen Maura que borda a Carlota, llena de gracia y naturalidad, moviéndose por el escenario sin que se note para nada que llevaba muchos años alejada de las tablas y siguiendo por el marido de Carlota, Charlie Barrington (Alberto Jiménez), estupendo en su papel de hombre gris siempre asustado, genial el ama de llaves, Velda Maning (Pilar Castro) muy divertida con ese tono siniestro y misterioso, impresionante la amiga de Carlota, Miss Margaret Waths (Natalia Hernández), una mujer con jaquecas eternas y un carácter muy voluble, que buena es esta mujer, borda cualquier papel. Estupendos también Bill (Vicente Díez) y Douglas Hilton (Alfonso Vallejo), la pareja de detectives con menos olfato de Scotland Yard. Muy divertido también Jorge Machín en su doble papal de bobbie y de mancebo de la botica, siempre con amores no correspondidos.