
La obra escrita, dirigida y protagonizada por Diego Lorca y Pako Merino se desarrolla con un ritmo ágil, perfectamente envuelto en una escenografía minimalista de Jordi Soler i Prim y con una perfecta iluminación diseñada por Miguel Muñoz, que contribuyen de forma impecable a crear un ambiente intimo donde los dos protagonistas nos acercan a sus vidas. Como siempre Titzina cuenta tanto con su texto como con su expresión, y diseccionan con precisión de cirujano el alma de sus personajes, por una parte Félix buscando un porque que es posible que no encuentre nunca, por otra su padre alejado de su hijo por no ser capaz de hablar con el de su pasado, y de fondo, pero no por ello con menos importancia, todos las personas que van pasando por el juzgado y que luchan por ganar a toda costa, sin plantearse lo que pueden perder a cambio. Tanto Pako Merino, que interpreta por una parte al padre y por otra se desdobla en la multitud de personajes que pasan por el juzgado, como Diego Lorca que da vida a Félix están impresionantes.