viernes, 22 de noviembre de 2013

ADIÓS PRESIDENTE, ADIÓS
"Adiós presidente, adiós" nos cuenta la historia del presidente y la presidenta de un país indefinido, mientras se preparan para asistir al funeral del asesor del presidente, sucedido en un atentado malogrado donde también fallece Pinky, el perrito de la presidenta. 
Ignacio Mateos y Pilar Gómez
La Casa de la Portera, convertida en esta ocasión en palacio presidencial primero, y en un lujoso hotel de Portugal después, nos permiten asistir en directo al comportamiento de la pareja presidencial, ante el estado de indignación creciente que vive su país, con manifestaciones y protestan que acaban derivando incluso en atentados anarquistas, en los que esta implicado el propio hijo de la pareja. 
El texto de Anna R. Costa que esta basado en la obra "Mr. President" de Antonio Rojano, resulta de una gran actualidad, especialmente en estos momentos que vemos como quieren amordazarnos con la Ley de Seguridad Ciudadana, y que pone de manifiesto lo alejados de la realidad que pueden llegar a estar los gobernantes, preocupados mas por su propia ambición y por los juegos de poder que por el bienestar de los ciudadanos. 
Ignacio Mateos y Eduardo Casanova
Los protagonistas son Ignacio Mateos (el presidente), Eduardo Casanova (el joven interprete de portugués) y Pilar Gómez (la presidenta), todos están fantásticos, pero sin duda la que destaca especialmente es Pilar Gómez, que esta realmente increíble dando vida a la presidenta, una mujer que ostenta mucho poder pero que esta muy sola, que tiene una visión muy clara y muy particular de lo que pasa a su alrededor (siempre muy bien asesorada por monseñor), pero que a la vez vive con gran angustia el echo de no entender a su hijo, esta impresionante tanto en su confesión ante el espejo como en el discurso final, merece la pena pasarse por La Casa de la Portera aunque solo sea para disfrutar de su gran interpretación. 
Un espectáculo interesante y entretenido que justifica la visita a este particular palacio presidencial donde jugaremos a imaginarnos las intimidades de nuestros gobernantes cuando no hay cámaras delante, con sus problemas, sus miedos y sus mezquindades.