sábado, 9 de noviembre de 2013

LA ISLA DE LOS ESCLAVOS
Elenco completo en un momento de la representación
Ambientada en la Grecia clásica, esta isla de los esclavos nos sitúa en un espacio mágico, inventado en el que naufragan los cuatro protagonistas, dos son sirvientes y dos son sus señores, en la isla se encuentran a Trivelín (Javier Lago), señor del lugar, que les comunica a los señores que tienen que cambiar sus papeles con los de sus esclavos, ya que esta es la ley que rige en la isla. 
Marivaux creo esta pequeña joya en 1725, y ahora Venezia teatro nos la acercan para que reflexionemos sobre el poder y como nos cambia cuando lo ostentamos. La escenografía es minimalista, sin ningún tipo de artificio que nos distraiga, nos sitúa en un tablero de ajedrez donde se juega la partida entre amos (vestidos impecablemente de blanco) y esclavos (vestidos de negro). 
Borja Luna en el papel de Arlequín
En un primer momento los esclavos Borja Luna (Arlequín) y Ana Mayo (Cleantis), no saben muy bien que hacer con su libertad, esperan un poco que alguien les guíe, cuando no has tenido la oportunidad de decidir nunca por ti mismo debe ser difícil en principio gestionar tu propia vida, además también les marca mucho los sufrimientos que han padecido hasta ese momento, y por primera vez tienen la oportunidad de decir en voz alta como se han sentido con los desprecios que han sufrido, además a partir de aquí tienen que pensar como comportarse con los que han sido sus amos hasta entonces, Eva García (Eufrosina) y Antonio Lafuente (Ifícrates). 
Ana Mayo en el papel de Cleantis
La puesta en escena, y las interpretaciones, especialmente la de Borja Luna y la de Ana Mayo, son fantásticas y establecen un perfecto juego que nos obliga a partir de aquí a hacernos muchas preguntas ¿que haría yo si estuviera en su lugar? ¿como gestionaria el poder? ¿seria capaz de perdonar?. Sin duda la obra plantea muchas preguntas que cada uno iremos respondiendo o debatiendo pero sin duda sera un buen punto de partida para reflexionar. 
Definitivamente las salas pequeñas de muchos teatros, (se podía disfrutar en la sala Dos del teatro Fernán Gómez), están ofreciendo propuestas muy interesantes que merece la pena disfrutar.