viernes, 21 de agosto de 2015

SÓCRATES, Juicio y muerte de un ciudadano
José María Pou (Sócrates) y Carles Canut (Critón)
Sócrates será juzgado y condenado por sus conciudadanos tras haber denunciado la corrupción en Atenas y haber advertido sobre el papel supersticioso y manipulador de la religión oficial. Acusado de despreciar a los dioses y corromper a la juventud, se negó a huir, como le proponían sus discípulos, cuando fue condenado a ingerir una copa de cicuta. Y su muerte acabó convertida en una de las más famosas de la historia. Sócrates fue uno de los grandes filósofos griegos, maestro de Platón, quien a su vez lo fue de Aristóteles. No escribió nunca ninguna obra porque pensaba que cada uno debía desarrollar sus propias ideas. 
Amparo Pamplona (Jantipa)
Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano obra escrita por Mario Gas, que también se encarga de la dirección, y Alberto Iglesias se asoma al teatro romano de Mérida. La escenografía sobria, de Paco Azorín, que representa un hemiciclo, o lo que podría ser el senado donde se desarrollara el juicio, se ajusta como un guante a sus milenarias piedras, un impecable vestuario de Antonio Belart de lino completamente blanco al principio, muy neutro y muy puro, para cubrirse después de un tono beige un poco menos neutro y un poco menos inocente y una magnifica iluminación de Txema Orriols, completan la puesta en escena. 
El texto, creado a partir de escritos de Platón y Laercio entre otros, nos habla de un hombre un poco desastroso, olvidadizo y un poco vago, que no quería cobrar por sus enseñanzas porque no se sentía maestro de nada. Un hombre que se paso la vida denunciando la corrupción y a todos aquellos que desde el poder se dedicaban a usarlo en beneficio propio y a pisotear la libertad de los demás, sin olvidarse de cuestionar la religión y sus supersticiones. Todo ello le llevo a verse ante un tribunal "se han dicho muchas cosas de mí. No soy nadie. La historia me atribuye una frase que no fue cierta: 'Solo sé que no sé nada'. Soy un minúsculo guijarro pensante al que le invade el placer de hurgar en todo lo que hay que aclarar", detrás de este aparentemente sencillo argumento hay toda una declaración de intenciones. En un momento donde Grecia esta de total actualidad, "esta obra resulta un claro homenaje al pueblo griego, a la democracia y a la libertad de pensamiento" en palabras del propio Pou, sin olvidar por supuesto el momento actual por el que atravesamos, y que sin duda requiere detenerse a reflexionar sobre el estado actual de nuestra democracia. La obra nos interpela sobre la responsabilidad de cada uno, "¡avergonzaos de no haber pensado más que en acumular riquezas!", y sobre la importancia de cuestionarselo todo. 
Sócrates fue siempre un personaje incomodo, por que denunció la falta de moral, y la corrupción que le rodeaba. Creía en las leyes, creía en un orden marcado por la verdad y la honestidad, creía en definitiva en la democracia, y acabo siendo el primer ciudadano juzgado y condenado por esa misma democracia que el había ayudado a crear. 
El elenco formado por seis hombres y una sola mujer, esta encabezado por José María Pou que da vida a Sócrates, esta inmenso, lleno de la serenidad, inundando con su potente voz hasta la ultima piedra del teatro. Le acompañan Carles Canut (Critón, uno de sus discípulos), siempre es una delicia disfrutar de este grandísimo actor, Amparo Pamplona (Jantipa, su mujer), maravillosa en el monologo con el que nos acerca la parte mas humana del gran filosofo, Pep Molina,  que se mete en la piel del instigador Meleto, Borja Espinosa, Ramon Pujol y Guillermo Motos, todos juntos forman un conjunto impecable que funciona con precisión dando vida a amigos, discípulos, acusadores y defensores, y en el que todos están fantásticos.   
Y el publico, allí en el ágora publica, asistirá al juicio y sacará sus propias conclusiones "que vuestra decisión sea la mejor" nos desea Sócrates. 
Una magnifica experiencia para disfrutar de un gran texto de la mano de un gran elenco en un marco incomparable.