LA LOBA
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Nuria Espert y Héctor Colomé |
Ayer estuve viendo La loba de Lillian Hellman en el teatro María Guerrero es la segunda incursión de Gerardo Vera en la dramaturgia americana en esta temporada después de dirigir Agosto en el teatro Valle-Inclán, en este caso se trata de llevar a escena una obra de una dramaturga muy desconocida aquí. La loba nos cuenta la historia de los Hubbard, una familia de comerciantes despiadados, que después de la Guerra de Secesión americana consiguen acumular muchas riquezas (explotando a los negros que ahora siguen cultivando los campos de algodón por sueldos miserables), y mucho poder, gracias a que se apoderan de las posesiones de los aristócratas sureños que se han arruinado. Supongo que es muy significativo que sean una casta familiar que surge de la guerra, de la destrucción de los demás, que se aprovechen de algo tan dramático para vengarse de las personas que en el pasado les trataron con superioridad, y el centro de esta familia esta Regina Hubbard, una mujer ambiciosa y resentida, que desea salir de un entorno que la asfixia y que considera muy provinciano, que para conseguir lo que cree merecer tiene que luchar muy duro en una sociedad patriarcal,
donde no posee nada propio simplemente por ser mujer, esto la lleva incluso a utilizar a su propia hija para conseguir sus objetivos. Con esta historia, una escenografía impecable y un magnifico vestuario Gerardo Vera nos translada a Alabama, la obra transcurre con un ritmo propio, deslizándose hacia un trágico final donde por un instante vemos la vulnerabilidad de una mujer fuerte que para lo que no esta preparada es para la soledad. El elenco es impresionante, yo destacaría a Jeannine Mestre que transmite toda la fragilidad de una mujer maltratada que añora un tiempo pasado que en su caso fue mucho mejor, Víctor Valverde con un papel complicado con el que consigue que veas a un hombre muy fuerte en un momento muy vulnerable, Héctor Colomé al que hacia mucho que no veía sobre las tablas y que me sigue pareciendo un actorazo y por supuesto Nuria Espert que esta imponente y lleva el peso de la obra con gran elegancia. Una obra de las imprescindibles de la temporada.
Con esta obra Gerardo Vera pone fin a su etapa al frente del Centro Dramático nacional donde hemos podido disfrutar de obras maravillosas unas dirigidas por él (Agosto, La loba, Madre Coraje, Un enemigo del pueblo, Platonov...) o dirigidas por otros (Infierno, Las visitas deberían estar prohibidas por el código penal, Dirección gritadero, Delirio a dúo, Tío Vania, Ante la jubilación, La paz perpetua, Urtain ...) y tantas otras que nos descubrieron distintas formas de hacer teatro y sobre todo nos hicieron disfrutar, gracias por compartir con nosotros estos años y mucha mierda para la etapa que comienza ahora.