domingo, 16 de febrero de 2014

EJECUCIÓN HIPOTECARIA
La compañía K producciones presenta en la sala Mirador "ejecución hipotecaria" de Miguel Ángel Sánchez, una obra basada en un caso real que sucedió en Kalsruhe (Alemania) donde un hombre de cincuenta y tres años, parado y que va a ser desahuciado recibe a la comisión judicial y al nuevo propietario escopeta en mano, un hecho terrible que acabó con los secuestrados muertos y el secuestrador pegándose un tiro.
Sobre las tablas vemos como una comisión judicial se va ha enfrentar al primer desahucio de su jornada laboral, una joven agente judicial muy afectada por lo que esta viviendo en su trabajo, su jefe al que ya no le afecta casi nada, el cerrajero, un inmigrante con un hijo enfermo sin los papeles en regla que no sabe si va a ser atendido en un ambulatorio, y un policía municipal con un punto racista.Cuando llegan a la casa para desahuciar a Rosa, la propietaria, se encuentran con su compañero Charly que armado con una escopeta les secuestra mientras que espera que llegue el nuevo propietario del inmueble que no es otro que un banco. Charly no es perfecto pero tampoco es una persona mala o despreciable, a través de diferentes flashbacks vamos viendo que solo es una persona que ha perdido su trabajo y que se da cuanta que esta inmerso en una "guerra" (que de momento esta perdiendo) donde nadie te toma en serio si no haces algo extremo.
Una obra que reflexiona y analiza un tema totalmente actual con el que desgraciadamente todos estamos muy familiarizados. La escenografía, nos traslada a un bonito chalet a las afueras, donde se desarrolla toda la acción. En cuanto al elenco impecable del primero al ultimo, (me encanta Adolfo Fernández en el papel de municipal resabiado), donde sin duda destacan Sonia Almarcha en su doble papel de cínica representante del banco y de Rosa la amante compañera de Charly, increíble cambiando de registro continuamente, tan pronto alegre, tan pronto triste, tan pronto segura como tan pronto asustada. Y por supuesto Juan Codina que esta impresionante en un papel complejo sobre el que descansa toda la obra y que nos acerca a la realidad de una persona corriente, superada por las circunstancias, que siempre ha intentado hacer las cosas bien, a la que en circunstancias normales no escucharía nadie.
Impagable la escena final de la mano de Rafael Martín cuando ya creías que la obra había terminado.
Una obra critica y realista que no te deja indiferente, teatro como espacio de denuncia, un texto impactante, un gran elenco y una puesta en escena muy bien dirigida por Adolfo Fernández, muy recomendable.